Perdiendo el tiempo y desde ya el dinero de los contribuyentes hace un par de semanas descubrí por internet un bonito debate alrededor de la aterradora posibilidad de que la comedia románica como género estuviera dando sus últimos coletazos cinematográficos y que hubiera entrado en una especie de coma intelectual consiguiendo con ello que un grupo de especialistas se reuniera en torno a su cama para insuflarle ánimos (“venga que no es nada, que el próximo San Valentín estaremos riéndonos de esto”) o para estrecharle la mano por última vez y despedirse entre lágrimas. Si bien no podríamos calificar este tema de urgente no deja de ser ciertamente peliagudo para las personas implicadas en el proceso creativo incluyendo las directoras, las espectadoras –amamos la comedia romántica-, las comentadoras –justamente doy una charla sobre la comedia romántica en Valencia el día 12 de abril , más información abajo- y las productoras como Lynda Obst quien afirmó para uno de los blogs del New York Time que no habían visto una escasez de comedias románticas así en 30 años. Ahora bien, ¿cuáles son las causas para esa sucesión de malas cosechas dentro de las rom-com (romantic-comedy)? ¿Por qué se ha echado a perder el género y nosotras como espectadoras hemos dejado de querer ver historias de mujeres que nos recuerdan a Nuria Roca? ¿Nos ha dejado de hacer gracia Nuria Roca o nos ha dejado de hacer gracia el amor? ¿Es Memorias de un zombie adolescente la nueva comedia romántica protagonizada por muertos vivientes una revisión crepuscular del género o su certificado de defunción (peli que por otro lado ha sido un taquillazo inesperado)?…
El primero en soltar la perdiz y que ha iniciado este debate en el ámbito anglosajón ha sido Christopher Orr quien el pasado mes de marzo desde The Atlantic -vale, ya lo sé, la web de escritores que me dedico a metralletear desde hace unos cuantos posts- escribió un artículo intitulado muy expresivamente “Why are romantic comedies so bad?” y que podríamos traducir por “¿Por qué las comedias románticas son un pestiñazo? ”donde el hombre analizaba los síntomas y las posibles causas de esa enfermedad que ha llevado a la rom-com al desahucio. Veamos algunas de las razones y síntomas recopilados por este periodista y las respuestas que obtuvo de otras especialistas. Según Orr las causas de esta decadencia del género es debido a:
- Escasez de carisma actoral invertido en las rom-com: Ya no hay actrices como las de antes o dicho de otro modo: los actores de primera fila que existen huyen como alma que se lleva el diablo ante un guión con un título cuchi aderezado con números –“Como perder a tu chico en 10 días” “100 days of Summer”- y un aterrador subtítulo “una comedia romántica”. Parece claro que la comedia romántica cinematográfica ha tenido una de sus herramientas más efectivas en el trabajo de actrices y de actores con la suficiente química como para atraer a masas de espectadores dispuestos a presenciar sus reciprocas patadas a esas espinillas espirituales que son los egos, pero ese gancho ha desaparecido: viendo la cartelera actual los grandes nombres escasean ya sea debido a que repudian el género o ya sea debido a que están ocupados en hacer subnormales remakes de los 80s. Orr pone el significativo caso de George Clooney quien, según él, ha modelado su carrera teniendo como modelo a Cary Grant excepto en su “reticencia a explorar el género que hizo del último un icono”. En cuanto a las actrices vamos a reconocer que en la actualidad existe una cierta tendencia a adquirir la madurez interpretativa con papeles de mantis religiosa de gimnasio o de su reflejo en negativo, el de neumática heroína de acción, a ser posible en un remake no-irónico de los 80s.
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Repetición de fórmulas: Otra de las causas que se aduce como causantes de la muerte cerebral del género es el éxito económico de las comedias románticas durante los 90 y la tendencia de creadores y creadoras de repetir fórmulas narrativas sin la menor variación, empezando por Pretty Woman (1990) y acabando con la comedia romántica neo tradicional especialmente las protagonizadas por Meg Ryan y Tom Hanks bajo la dirección/guión de Nora Ephron. De esto, que habría mucho de lo que hablar casi lo dejamos para otro rato.
- Escasez de argucias argumentales: Según Orr la rom-com tiene uno de sus mecanismos narrativos privilegiados en la superación cómica de los obstáculos que se interponen en una relación ya sean estos referidos a la diferencia social o el rechazo de los progenitores. Junto a estos dos impedimentos no nos podemos olvidar del tabú con respecto al sexo premarital y los mecanismos de desplazamiento cómico del Acto que culminaba la historia y que servía como coartada para un montón de comedias sexys de los 50 (las protagonizadas por Rock Hudson). Lo que viene a decir Orr es que desaparecidas estas barreras sociales, desaparecidos los resortes cómicos. Por eso, según este autor, se han de inventar nuevos impedimentos que se ajusten a los tiempos, siempre teniendo en cuenta que las relaciones interraciales ya fueron exploradas en los 60s (Adivina quién viene esta noche) y que la distancia geográfica entre los amantes es un resorte cómico que dejó de tener gracia con la popularización de internet – Sleepless in Seattle/Algo para recordar la última rom-com que explotó la temática “Tu a Bostón, yo a California” heterosexual (Linda Holmes responde diciendo que Sleepless in Seattle/Algo para recordar NO va de la distancia geográfica sino de la sentimental y que eso no se soluciona con Skype). Esa eliminación de barreras en una concepción moderna del amor como fuerza que supera cualquier obstáculo ha provocado, siempre según Orr, que cada vez las razones que impiden la realización de este sentimiento sean cada vez más esotéricas esotérica: “Ella es una prostituta. Él es un acosador. Ella está en coma. Él es telépata. Ella es una sirena. Él es un zombie. Ella está embarazada. Él es el presidente” o como en la nueva trilogía de amor adolescente paranormal, The Host, ella está poseída por una extraterrestre que está enamorada de otro extraterrestre… en fin, chica, un lío, vale, lo quiero, pero ¿lo quiero por él mismo o porque estoy poseída por una especie alienígena de otra dimensión, completamente diferentes a nosotros pero terriblemente rrrrromantica? La verdad, es que el éxito del supernatural romance, es decir, del romance protagonizado por vampiros, trolls y cambia formas a doquier, explicado en clave de la recuperación de las barreras del romanticismo clásico es algo a tener en cuenta para mantener una conversación civilizada al respecto y para recordar a las sobrinas pre púberes que pertenecen a un largo linaje de mujeres lectores de novelas tontas. Tal como afirmó Si George Eliot, pseudónimo de Mary Anne Evans, en su ensayo Silly Novels by Lady Novelists (“Novelas tontas por mujeres novelistas”) donde exponía:
Las novelas tontas escritas por mujeres novelistas es un género con muchas especies, determinadas por la cualidad de la tontería que predomina en ella –lo espumoso, lo prosaico, lo pio o lo pedante. Pero es la combinación de todas ellas, un orden compuesto de la fatuidad femenina, lo que produce la clase más numerosa de dichas novelas, que debemos de distinguir con el nombre de “espíritu-y-sombrerería”. La heroína es usualmente una heredera, una mujer perteneciente a la nobleza por propio derecho que tiene como amante a un barón vicioso, un afable duque y al irresistible hijo pequeño de un marqués en primer plano, a un clérigo y a un poeta suspirando por ella a una distancia media, y detrás, sutilmente dibujados, a un gentío de adoradores indefinidos.
Sustituyan los condes y baroneses por sexys hombres lobos y lascivos cambiaformas y tendrán una ecuación parecida.
A esta explicación, Alyssa Rosenberg puntualizaba en otro artículo de respuesta a Orr que las comedias románticas “genuinas” de la década pasada se han centrado en la superación de obstáculos interiores explicando que “como en la tercera ola de feminismo, la proliferación de opciones fuerzan a los protagonistas a descubrir lo que en realidad quieren”. Vale, eso se ajustaría, por ejemplo, a Girls (y daaaaaaaaale) cuya creadora, tal y como ha demostrado el final de su segunda temporada, conoce al dedillo los tics de la comedia romántica y de la superación de las barreras interiores que nos llevan hasta el Grand Gesture, el gran gesto final en el que el chico grita por la Quinta Avenida “¡¡¡Mary!!!, ¡¡¡Mary!!!, ¡¡¡¿¿ME OYES MARY??!!!… ¡¡¡MARY POR DIOS SANTO TE QUIERO!!!”, y ya saben, los neoyorquinos rompen a aplaudir porque los norteamericanos aprecian la muestras de espontaneidad y más si éstas están relacionadas con actos completamente subnormales; por otro lado y para dejar de hablar de Girls no podemos olvidar que la Dunham pertenece o quiere pertenecer a una genealogía femenina de creadoras de comedia romántica y fue bendecida y amiga en el último año de vida de Nora Ephron (Tienes un e-m@il) a quien le dedicó está emotiva carta en el New Yorker. Pero no nos vayamos por las ramas y recopilemos, según estos periodistas tendríamos dos explicaciones, a saber: los obstáculos interiores (ser rara de cojones) y los exteriores (tener antenas y/o colmillos).
Como no hay dos sin tres Linda Holmes en otro artículo de respuesta expone que basar los argumentos de las comedias románticas del cine clásico en la superación de obstáculos narrativos que impiden el beso final es pillarse los dedos y pone como ejemplo a las comedias de Spencer Tracy y Katharine Hepburn especialmente La Costilla de Adán donde los dos protagonistas están ya casados por lo que nada se interpone teóricamente en la realización de su amor. Un punto de interés dentro del argumento de Linda Holmes es cuando rebate la consideración de los argumentos de comedias románticas del cine clásico como mecanismos precisos de relojería. Lo que dice la Holmes es que argumentalmente las películas consideradas obras maestras de ese género, véase La fiera de mi niña, tenían argumentos bastante idiotas tirando a idiotas profundos pero que servían para su función, es decir, sostener diálogos brillantes y actores y actrices de primera categoría. Para esta periodista la grandeza de la comedia romántica se encuentra en la interacción de los personajes y no en el progresivo desarrollo de una imbricada historia que, ehem, acaba siendo un tontería mayúscula (Orr contesta exponiendo que precisamente los obstáculos al amor permitían crear argumentos fáciles en las pelis clásicas sobre los que “colgar” diálogos brillantes[1]). Así pues, Holmes tras repasar unos cuantos títulos que podrían revitalizar el género como El lado bueno de las cosas, El amigo de mi hermana o La boda de mi mejor amiga pide encarecidamente que dejemos de denostar las películas de amor y sobre todo que se acabe con este odio generalizado hacia las actrices. Este último punto es interesante si pensamos en la campañas contra actrices como Anne Hathaway a raíz de su comportamiento demasiado “girly” en los Oscars o las críticas a Lena Dunham y su desnudismo (este artículo recoge críticas más sensatas a “Girls” incluyendo la de racismo incluyendo el divertido artículo que James Franco le dedicó a la serie).
Amazon ha publicado un ebook sobre el asunto Hathaway titulado: Anne Hathaway: Why They Hate Her? (ahí es nada).
Esta última afirmación puede parecer una exageración victimista de las implicadas o sus defensoras pero sin embargo tienen la virtud de introducir un elemento nuevo: el papel de las mujeres como actrices y espectadoras. Parece que hay una cierta tendencia entre los críticos y las críticas de cine de estudiar la evolución de la comedia romántica interpretándola según los cambios sociales que le acompañaron. Por ejemplo, la comedia sexy que identificaríamos con Rock Hudson y Doris Day en Un pijama para dos estaría relacionada con la aparición del informe de sexualidad Informe Kinsey, del mismo modo u manera las pelis de Woody Allen estarían relacionadas con los cambios sociales de finales de los 60 y así en un largo etcétera. Esas interpretaciones, entendedme, molan pero obvian el papel de las mujeres en el proceso cinematográfico, porque vamos a aclararnos, la comedia romántica puede apestar todo lo que ustedes quieran pero me tienen que reconocer que es uno de los pocos relatos del cine comercial que permiten que se vea y oiga a una protagonista femenina… ¡¡amigas!! no se me echen encima, recuerden que estamos trabajando bajo mínimos. Y si hablamos de mínimos y del protagonismo femenino y sus miserias tenemos que pasar por la cancelación por parte de HBO de esa maravillosa serie que era Enlightened (no era una comedia romántica, eso sí) con Laura Dern como protagonista y con Mike White como guionista. Éste último realizó una entrevista a Vulture cuando los rumores de cancelación se hicieron más fuertes y afirmó:
Puede sonar un poco cínico, pero es la historia de mi trayectoria laboral. Si tengo a un protagonista masculino, es una película de estudio, y si es un protagonista femenino, es una película indie. Y así es como están las cosas. No es culpa de los estudios, es culpa de América y de quien va a ver las películas. Las mujeres están interesadas en los hombres y las mujeres, y los hombres no están interesados en la historia de una mujer. Simplemente no lo están. Hay excepciones, pero en su mayoría… Vaya, yo creo que es algo feminizante para un tipo ver una peli con una protagonista femenina a menos de que sea Angelina Jolie disparando a gente o Zero Dark Thirty o algo similar que se pueda sentir como propio de la esfera masculina. La devaluación de los papeles tradicionales femeninos o de la aproximación tradicional femenina es algo que se empieza a sentir como algo que está mal en nuestro país. ¿Me puedo bajar ya de mi púlpito? [Risas][1].
En el otro extremo del arco de las actrices/protagonistas están claro, las espectadoras. Sin poder detenernos mucho porque todas tenemos más cosas que hacer que leer largos posts parece claro que una parte del auge de los grandes melodramas norteamericanos de los 40 pasaba porque las mujeres se habían quedado en EE.UU. trabajando en las fábricas que alimentaban la Segunda Guerra Mundial y acudiendo a los cines a consumir ocio. No hace falta ser una socióloga experimentada para ver que el auge del cine de “chicas” de los 90 –Sexo en Nueva York- estaba basado en el descubrimiento de las mujeres jóvenes como trabajadoras/consumidoras de ocio y como sujetos triunfantes y privilegiados –las que lo fueren- del neoliberalismo (hemos de puntualizar que este tipo de películas siempre significó una pequeña parte de la producción y distribución de los grandes estudios, pero oye, algo significaba). Teniendo en cuenta esto y para ir terminando que aún tenemos que recoger me preguntaba: ¿es la tan cacareada muerte de la comedia romántica el agotamiento de un género (cinematográfico) cuya desaparición tampoco tenemos que lamentar mucho porque era un pestiño o es su desaparición de la cartelera el síntoma de un cambio de género (sexual) en las historias contemporáneas?…
¿QUIERES OÍRME DECIR ESTAS Y OTRAS COSAS EN DIRECTO?
Este abril participo en un rumboso ciclo ¡¡¡gratuito!!! (gratuito nena) en el MUVIM de Valencia titulado ¿Por qué lo llaman cine de mujeres cuando quieren decir cine?:
Las mujeres hacen cine y no ‘cine de mujeres’. Parece obvio, pero la etiqueta no desaparece e interfiere en el modo en que sus películas son percibidas. Y por ello, nada mejor que ver el cine que hacen las directoras: cinco obras de diferentes estéticas, géneros, países y condiciones de producción que hacen estallar el cliché.
- Miércoles 10 (16:30h) AUTORRETRATO DE UNA CINEASTA Presentación: Áurea Ortiz Villeta. Proyección: LAS PLAYAS DE AGNES
- Jueves 11 (17:30h) UNA CUESTIÓN DE GÉNERO E IDENTIDAD SEXUAL Presentación: Santi Barrachina. Proyección: XXY
- Viernes 12 (17:30h): LA COMEDIA ROMÁNTICA, ¿ES COSA DE MUJERES? Presentación: Nacho Moreno. Proyección: EL AMIGO DE MI HERMANA
- Lunes 15 (17:30h) EL CINE BÉLICO, ¿ES COSA DE HOMBRES?. Presentación: Carlos Losilla. Proyección: EN TIERRA HOSTIL.
- Martes 16 (17:30h). EL DOCUMENTAL COMO HERRAMIENTA DE REIVINDICACIÓN FEMINISTA. Presentación: Luci Romero. Proyección: PARIS ERA UNA MUJER
Plazas limitadas y en orden de inscripción. Convalidación de créditos de libre elección y ECTS gratuitos por la Universitat Politècnica de València (0’85 créditos de libre elección y 0’56 ECTS). La aceptación de su convalidación dependerá de las Escuelas y Facultades de la UPV. Consulta en tu Secretaría de Centro. Más información en el 963 883 782. Realiza la inscripción a este ciclo a través del formulario que encontrarás en la página web http://www.muvim.es o enviando tus datos personales a matriculescinema.muvim@dival.es
[1] Personalmente creo que las similitudes y grandes diferencias entre Girls, Homeland y Enlightened merecerían un libro entero.
[1] Orr en su respuesta cita a Raymond Chandler quien escribió que la clave de la escritura de una buena novela negra es que el argumento permita crear buenas escenas. Según Orr lo mismo se podría decir de la comedia romántica: las escenas dominan sobre el argumento y una de las claves del desgaste actual estaría en crear argumentos/obstáculos que permitan colgar esas escenas.
