Amigas ¡¡¡ya estoy de vuelta!!! No de todo, sino de vuelta de unas merecidas vacaciones donde he estado sin el internet y donde he podido leer un poco más reposadamente y dejar flotar el cerebelo en la piscina y la playa. Entre los lujos que me he dado este año ha habido uno que ustedes podrán apreciar en su justa medida pero que ha sido más bien recibido con cierta tibieza por mi círculo íntimo: ¡¡un scaner!! Un señor o señora scaner. Y no puedo menos que preguntarme con ustedes, mis queridas lectoras, a coro: ¿Puede haber algo más guay que un scaner? Pues lo dudo. Si Virginia Wolf pedía una habitación propia para poder escribir, Remedios Zafrapedía una habitación y un scaner propio y esta bloguera ya tiene ambos por lo que este espacio en la red ya puede echar a rodar cuesta abajo sin tener una dirección clara pero cogiendo una velocidad de la hostia. Con septiembre no sólo llegan los scaneres hambrientos de imágenes sino que también vuelvo al curro, a empacharme de lecturas feministas, vulgo “libelos feminazis” y a las labores propias de mi género, que por ser intermedio, cada vez están más diversificadas y tienden al multitasking. Dentro de ese contexto laboral y personal una de las preguntas que me surgen como persona que se visualiza como “hombre” es: ¿qué papel jugamos los visualizados como hombres en el feminismo? ¿no es el feminismo algo demasiado importante para que lo dejemos en manos de las alocadas alocadas mujeres? Para mi sorpresa las respuestas a estos nudos gordianos no estaban, amigas, en sesudos libros de universidades extranjeras sino en “Selección romántica”.
Selección romántica fue, según la wikipedia una publicación de la magna Ibero Mundial que se publicó entre 1961 y 1968, de formato vertical y tres historietas, incluyendo una disparatada basada en la letra de una canción popular del momento y que presentaba “una visión idealizada de la vida burguesa para consumo de las clases populares”. En la reconfortante historia de hoy os venimos a presentar a Vera, la desafortunada mujer española que se vino a enamorar de un feminista a mediados de los 60, lean su triste historia:

Esto… ¿los derechos de la mujer?… Creo que la última véz que los vi estaban junto a los productos de limpieza.

¿Sabes que me comería ahora?… perdón…¿Acaso no quieres ver a tus hermanas liberadas? (más distinguido porque son hombres).

Va hecho un San Luis gracias a mis saberes femeninos pero los repudia publicamente… si tan sólo fuera coherente o desastrado (nótese el distinguido público masculino).

La policia no es tonta, que ve una colilla y dice “Aquí han fumao” y ven humo y piensan “Aquí hay un hombre planchando”.

No Vera, joder, ¿¡¡qué estas haciendo!!?… Que lo personal es político, joder Vera, que lo personal es político…
